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El reino del fuego

Vigésimo Cuarto Recuerdo: Mortinato

350 12 min.

No hay nada raro en la zona de almacenamiento, excepto por una bodega hecha del mismo material del cual está constituido Techtra. En el interior de este lugar no hay absolutamente nada más que el estandarte tanto de 3akat cómo el de Techtra. Me acerco para mirarlos detenidamente. Una vez ahí, una voz grave me habla, lo que logra espantarme un poco.

—¡Oye, tú! ¿Qué haces aquí? —Dice alguien detrás de mí. Al voltear, me encuentro con un fantasma de ropas azules y verdes, sin duda es el fantasma de un mago—. ¿Quién eres y qué buscas en esta bodega de magia? —Pregunta el misterioso fantasma. Comprendo que la bodega es mágica y que debe guardar algo que tal vez simplemente no puedo ver.

El fantasma frente a mí es de piel morena con un físico corpulento, de cabello corto y café oscuro.

—No sé mi nombre, sin embargo, sé que procedo de un tiempo distinto a éste. Soy una humana que despertó al pie de la torre del comienzo y desea capturar a un piromante azul encapuchado. Eso es todo —respondo al fantasma, quien sólo emite un corto «¡ja!» y flota lentamente hacia mi mientras habla.

—Vaya, una humana en 3akat. ¿Cómo es posible que hayas podido llegar hasta aquí sin morir? —Replica el sujeto muerto hasta que llega a estar algo cerca. Le contesto que llegué con Nicolás y se asombra un poco—. Así que Nico ya regresó, creí que tardarían más. Bueno, supongo que la junta en Techtra fue más corta de lo que previne. —Continúa diciendo el fantasma mientras voltea hacia el estandarte de Techtra con algo de nostalgia.

—Eres el fantasma de un mago, ¿no es así? Eso significa que sólo me hace falta encontrar a una bruja —pregunto sin más preámbulo al sujeto y éste me ve con una cara de perplejidad inigualable, para luego explicarme algunas cosas que no esperaba.

—Sí, soy de Techtra. Un mago que murió hace unas décadas fue mi «yo» del pasado, aunque no me gusta hablar de eso. En cuanto a tu búsqueda por una bruja, olvídalo, eso no existe. Te explico: las brujas hacen pactos con seres oscuros que las consumen al morir, con todo espíritu y alma. Es por eso que es imposible encontrar una bruja como fantasma. Deja presentarme: me llamo Yurgermot. ¡Mucho gusto! —Explica el espectro de manera amable. Con ello me da la respuesta del acertijo. Puedo entender a qué se referían esas palabras.

—Muchas gracias por esa información. Ahora las cosas son más claras para mí; pero, disculpa Yurgermot, quisiera preguntarte algo. Verás, Nicolás me va a pedir un favor, pero no tengo idea qué es lo que quiere de mí. ¿Tú sabes para qué necesitaría la ayuda de una humana? —Pregunto cordialmente al mago fantasma que arquea una ceja en símbolo de impresión, luego se queda pensando ante mi pregunta y entonces recuerda algo importante.

—Tal vez quiere que resuelvas el conflicto de Garza. Hay un fantasma que vive en el sótano de la iglesia de 3akat. Él creó en la entrada de este lugar oculto una barrera fantasmal; aquella sólo los vivos pueden atravesarla sin problemas. Si un fantasma la toca, se convierte en parte de ella. Las barreras fantasmales están comúnmente hechas para proteger algo, ésta fue formada con el propósito de molestar a Nico, específicamente —dice Yurgermot con cierto entusiasmo al hablar, parece que ya me estoy ganando su confianza al ser sincera con él. Definitivamente es eso para lo que Nicolás me necesita.

—¿Quién es Garza? —Pregunto ya con más confianza y Yugermot sonríe antes de responder.

—Garza es un fantasma que le guarda mucho rencor a Nico. Lo más seguro es que te mande a vencerlo para que las almas sean liberadas de la barrera fantasmal y así él tenga acceso de nuevo.

—Muchas gracias, Yurgermot. Debo ir al castillo de Nicolás ahora —le digo a este buen hombre comenzando a darme la media vuelta para salir del lugar, pero el fantasma me regresa las gracias y me hace una pregunta antes de irme, misma que respondo de inmediato. El fantasma me cuenta un pequeño secreto sobre Yajitawa al escuchar lo que quería saber sobre Albrench.

Yurgermot se despide de mí agradecido, a la par que salgo de la bodega. Me retiro hacia el castillo de Nicolás casi corriendo, pues Iris está esperándome donde quiera que se encuentre.

Una vez en la puerta del castillo, me encuentro a Aldo, el cual parece impaciente. Al decirle mi respuesta, rápidamente me dice que lo acompañase, cosa que hice sin pensarlo.

La morada del rey en el interior tiene un aspecto medieval con grandes candelabros colgando del techo, posee pinturas de mártires, antorchas, velas, cortinas y largas alfombras rojas. Recorremos grandes pasillos llenos de fantasmas y objetos peculiares; pero, justo cuando estamos por llegar a lo que me parece ser la sala de trono, veo algo que me deja boquiabierta: Detrás de una ventana hay un gran bosque con vastos y verdes arboles llenos de vida y luz. Me doy cuenta porque una suave brisa entra por una pequeña rendija del ventanal.

Sin pensarlo abro la ventana y tomo un poco de aire fresco, me inundo los pulmones de éste. Ya estaba harta de respirar la peste de la muerte. Aunque me pregunto: ¿Por qué Nicolás conservaría algo así si se supone que en 3akat no debe haber nada vivo? Es extraño.

Aldo, al verme distraída, se acerca a mí y cierra la ventana bruscamente, me hace dar un paso hacia atrás y me pide apurarme. Doy un último vistazo a la belleza del bosque y continuamos hacia la sala del trono, donde nos encontramos con Nicolás.

Ya allí, Aldo se posiciona al lado de su rey, mientras que el fantasma esta desparramado en su asiento real. Me aproximo a ellos para poder escuchar lo que tienen que decirme.

—Bien hecho, mujer. No esperaba menos de ti, aunque tardaste demasiado. Bueno, eso ya no importa. Ahora me gustaría encargarte la tarea de eliminar a un fantasma que se encuentra en el sótano de la iglesia de 3akat. Este mismo se hace llamar Garza. Él creó una barrera de fantasmas, así que no podemos cruzar o aparecernos del otro lado para encararle. Sólo un ser viviente puede lograr dicha proeza. Aldo no debe ir, puesto es mitad demonio y no sé qué efectos tenga sobre él; pero tú eres una humano cien por ciento, no será problema para ti llegar a los aposentos de este sujeto y eliminarlo —dice el rey de los fantasmas de 3akat, de manera obstinada y prepotente.

—¿Qué hay ahí para que desees con tanta desesperación que elimine a Garza y a su barrera? Además, ¿por qué Garza creó dicho muro? ¿Acaso tienes alguna enemistad con él? —Pregunto a Nicolás molesta, quien al escuchar mis preguntas frunce el ceño en una forma no muy grata y arrogante.

—Bien, te lo diré. Verás, la habitación que resguarda los tesoros más importantes de 3akat es justamente la que está bloqueada por la barrera. La economía de este lugar se basa en vender los artículos de las ofrendas a los demás reinos, o intercambiarlos por provisiones, armas o materiales básicos para nuestro mundo. Es necesario que obtengamos esas ganancias o algo horrible nos pasará. En estos momentos todo se nos está agotando, necesitamos el acceso a ahí lo más pronto posible; obviamente no moriremos, pero requerimos el dinero para otras cosas. En cuanto a Garza, fue un humano «noble» que llegó aquí hace tiempo. Él era narcisista, orgulloso y no aportó nada a nuestra tierra al llegar, pero, incluso así, logró infiltrarse sin que nos diéramos cuenta. Al paso del tiempo juntó un gran ejército de criaturas indeseables para invadir 3akat, abriéndoles las puertas en pro a que entraran a destruirlo todo. En ese tiempo yo usé gran parte de mi repertorio y ejercito muerto para repelerlos. Esto terminó por acabarlos apenas entraron a la zona de entretenimiento y placer, fue así de simple cómo conseguí terminar la tonta invasión. Una vez hecho esto, asesinamos a Garza, quien nació nuevamente cómo un fantasma mientras juró vengarse de mí. Por eso reunió a todas las almas de los que lo ayudaron en vida y creó la barrera a sabiendas que algún día 3akat perecería —explica Nicolás enfadado, cómo si guardara un increíble rencor a este sujeto. Realmente Garza era todo un personaje, bueno, supongo que aún lo es—. Debes ir y acabar con él. Una vez que lo hagas, te revelaré el lugar donde Iris reside. —Continúa diciendo Nicolás con una pequeña sonrisa en su rostro. Dicho esto, agradezco sin decir más para luego salir corriendo de la sala del trono y del castillo rumbo a la iglesia.

Una vez dentro del dichoso templo, veo que, en la banca que está hasta adelante, se encuentra un fantasma que me pareció familiar rezando, y del otro lado está un sujeto que está dormido. Éste posee una apariencia muy juvenil y agotada.

En lo profundo de la iglesia encuentro la mentada barrera fantasmal: una enorme pared de ectoplasma forrada con las caras de almas en pena. Aunque lo que realmente me sorprende es que todos los seres muertos que puedo ver en la barrera son humanos, no distingo algo más.

Algo raro pasa aquí. Comienzo a dudar de las palabras de Nicolás. Hay una enorme posibilidad de que el rey fantasma me esté intentando engañar. Debo investigar antes de actuar.

Atravieso la barrera con miedo a entrar a la cámara del tesoro y justo al tocar la pared, un alboroto es creado por los espectros, mismos que se mueven azarosamente dentro de aquella pantalla traslucida. Cierro detrás de mí la puerta una vez dentro de la habitación, lo que provoca que los gritos cesen. Aquí encuentro una vasta habitación con montañas de incontables tesoros, a la par que escucho una voz que se dirige a mí.

—¿Quién eres y qué buscas aquí? —Habla aquel ser que no puedo ver por el momento, esa debe ser la voz de Garza.

—No sé cuál es mi nombre, pero yo sí se el tuyo, Garza. He venido aquí para enviarte al otro mundo, si es que hay otro. Has causado ya muchos problemas —respondo al fantasma. Al hacerlo, justo enfrente de mí, por encima de las montañas de oro, aparece.

Él es un fantasma proveniente de un hombre joven, delgado, de tez aperlada y apariencia noble, como lo mencionó Nicolas, juzgándolo por sus extravagantes prendas. Este presumido ser cruza sus brazos a la par que ríe descaradamente.

—Nicolás te ha enviado a eliminarme. ¡No me hagas reír! ¡Una mujer jamás podrá contra mí! —Dice aquel ridículo y misógino ser no material. Ahora si estoy enojada.

—Aunque te duela, es la verdad. Estoy segura que no me vas a causar ninguna molestia, así que en garde—mis palabras incitan a que Garza se prepare para el combate y a que ría un poco más.

—Entonces divirtámonos. Juré que pasaría la eternidad haciendo miserable la existencia de Nicolás y eso haré siempre sin importar qué. ¡3akat se hundirá para siempre! ¡Ja, ja, ja! —Cuando el fantasma declara esto, salto hacia él desenvainando mi espada. Ya enfrente de mi enemigo hago un corte en vertical en su contra, pero el fantasma desaparece.

Cuando veo detrás de mí, Garza ya se encuentra cargando un ataque que despide llamas celestes, mismo que repelo con mi piromancia.

—Buen intento, pero no será tan fácil —le dije confiada al fantasma.

—Una piromante púrpura. Interesante. ¡Je, je! —Responde Garza, al mismo tiempo que sigue lanzando numerosas bolas de fuego.

Uso mi forma de zorro, corro a gran velocidad evadiendo los improperios del hombre, quien se teletransporta cada vez que me ve cerca. Noto un patrón en los lugares donde aparece, consigo en forma de albatros espantarlo para lanzarle una flecha y así inmovilizarlo. De inmediato me arrojo en picada a él en forma de espíritu purpura.

Sin más preámbulo, el pecho de Garza es penetrado por mi espada al momento de regresar a mi forma natural. Eso hace desaparecer el fuego celeste y regresa al espectro a su forma original: un fantasma muy obeso. Posee la misma ropa y todo, pero ahora tiene gran sobrepeso. Todo este combate regresa a mí una extraña nostalgia del pasado, misma que me invade.

—¡Maldita sea, no! Otra vez soy un gordo asqueroso —Garza grita de sufrimiento al ver su nueva apariencia con la que no puede siquiera moverse.

—No me digas que Nicolas te hizo comer hasta que reventaras siendo su prisionero de guerra —reclamo a Garza al notar su extraña apariencia desacorde a como la imaginé, entonces él rie a carcajadas, a la par que me acerco a él.

—Espera, no hablas en serio, ¿verdad? ¿Qué te dijeron sobre mí? —Pregunta Garza con una voz más profunda. Sonaba como si muy apenas pudiera respirar, pues su obesidad es masiva, realmente mórbida. Le cuento lo que me había dicho Nicolás, cada detalle, mientras él pone una cara de sorpresa y confusión. De repente, el fantasma vuelve a reír y me lo aclara todo—. Eso no fue lo que pasó. Vaya que a Nico-tonto le gusta exagerar las cosas para verse «cool». La verdad es que vine aquí a duras penas a pedir refugio, habiendo sido robado y agredido en el bosque del reino. Nicolás me recogió, y me explicó que debía hacer lo que él quisiera si quería pertenecer al reino. Lo hice, hasta convertirme en esto, con la promesa de regresar a mi forma normal una vez muerto. Al final, el rey me reveló que deseaba a un fantasma obeso, por lo que me lanzó por el pozo de la plaza central. Al final terminé así una vez muerto. Molesto, reuní a todos los fantasmas que odiaban a este hombre para crear la barrera y joderlo. —Termina de explicar Garza, comprendido ya todo. Me quedo sorprendida y me siento traicionada de muchas formas por Nicolás y sus estupideces—. Ya llevo doce años resguardando este tesoro, y hasta ahora todos los que enviaba Nicolás fueron derrotados por mí, excepto tú, mujer. Por ello, te contaré un secreto —comentó el ser ectoplasmico diciéndome algo que solo él sabe—, en el fondo del pozo, donde morí, vi una hermosa luz celeste. Antes de perder el conocimiento, pude notar la silueta de un niño que me sonreía. Estoy seguro que fue así —confiesa Garza y me deja impresionada.

La historia de este fantasma es real, lo sé porque al ver 3akat recuerdo quién es realmente Nicolás: un maldito tirano sin escrúpulos que sólo desea llenar su vacía existencia con tontos caprichos.

Me acerco al enorme cuerpo del gran fantasma y lo abrazo cómo puedo, deseo que sienta un poco de apoyo después de lo sucedido. Creí que lo atravesaría, pero si conseguí ponerme sobre él de alguna extraña manera que todavía no comprendo.

—Yo te vengaré, lo prometo. Nicolás pagará por esto —prometo a este ser espectral con toda la empatía que hay en mí, agradecida por contarme aquel dato del pozo.

Garza suelta una lágrima y menciona que puede ver «la luz» cerca de nosotros. Cuando busco dicho resplandor, puedo observar un centello blanco que me ciega. No logro distinguir qué lo produce.

—Gracias, mujer. Por fin puedo descansar en paz por siempre —Garza flota hacia aquella luz y se desvanece.

—Vaya, vaya. Vencer a Garza no ha sido un problema para alguien de tu talla, ¿no es así? —Dice un sujeto que va entrando al lugar, de cabello plateado largo y ojos color café oscuro. Aquel lleva puestos unos lentes de armazón negro, sombrero vaquero rojo y ropas de estos mismos colores; poseedor de un par de grandes armas de fuego con dos cañones cada una.

Él se presenta a esta sala muy confiado, incluso sabiendo lo que sucedía en ella. —¿Quién demonios eres? —Pregunto al sujeto en cuestión.

—Soy Ventus Zexion Curtis. Un mercenario y miembro de la organización Cinq Bandits del reino de Catopolis. Nosotros nos encargamos de coleccionar artilugios valiosos para nuestros clientes, quienes pagan cantidades exorbitantes por ellos —responde Ventus sin cambiar su expresión dura y fría.

—¿Vienes a buscar algo en específico? Sé que tú eres el anciano que me topé antes —Ventus sonríe cuando le declaro que sé su secreto, lo descubrí al ver el fantasma del anciano que rezaba frente al altar.

—Así es. Fue una suerte que te toparas con quien imitaba aquí en la iglesia, pero eso no importa ya. Yo vengo a buscar esto —declara Ventus confiado y me muestra un enorme rubí con forma de corazón que guarda una luz en su interior. No vi cuando lo tomó—. Bueno, ya no tengo nada más qué hacer aquí, así que simplemente me retiraré. ¡Sayonara! —Cuando Ventus se voltea, pienso en detenerlo, pero no le debo nada al rey de los fantasmas. Por ello, prefiero sólo observarlo irse del lugar. Ahora sólo me resta ir con Nicolás para que me diga dónde está Iris.

Llego a la sala del trono y veo con odio al rey, él se encuentra posado en su asiento real junto a Aldo, quien está inmóvil a su costado. Al verme sonríe y me invita a hablar.

—Lo hice. La barrera ya no existe. Es hora de que cumplas con tu parte, Nicolás —exijo al soberano, pero aquel tiene otra agenda.

—¡Ay! Lo siento, pero me temo que me debes otro favor. Hay un imbécil que me ha estado molestado en los… —Nicolás comienza a hablar, y antes que este maldito termine de decir lo que deseaba, lo interrumpo.

—¡SILENCIO! ¡DIME DÓNDE ESTA IRIS, AHORA! —Grito con mucho enojo desenvainando mi espada y empuñándola al rey. Nicolás sonríe y me dice lo que me temía.

—Lo siento, pero no te puedo decir nada sobre Iris. Un fantasma que controle el fuego púrpura es justo lo que le hace falta a este reino —declara el maldito rey de esta putrefacta tierra.

—Nicolás, no me colmes la paciencia o te vas a arrepentir—amenazo al rey fantasma mostrando fuego purpura por toda la habitación. Sujeto a Aldo con mi poder psíquico, mismo que pensaba desenvainar su espada. Al ver esto, el rey cede, molesto.

—Iris se encuentra en la Iglesia del Génesis. Está al norte de Terra Nova en Gaia II. Ahí siempre ha estado —dice Nicolás un poco más calmado. Yo rápidamente me doy la vuelta y corro hacia la salida del castillo—. ¡A ver cómo sales con vida de esta tierra! Ya estás débil y no podrás con todo lo que se encuentra fuera —exclama el maldito sin poder detenerme.

Tiene razón. La batalla contra Garza no fue complicada, pero mermó parte de mis fuerzas, al igual que esa pequeña fanfarronería que mostré para que hablará. Si trato de salir por las fuerzas posiblemente me ataquen. Además, no sé navegar en el bosque, lo cual es el peor problema.

Es entonces que recuerdo lo dicho por Garza. Tengo una idea, es arriesgada, pero no me queda de otra. Llego hasta el enorme pozo del reino, me acerco a la orilla y noto como los fantasmas se reúnen para ver mi «suicidio». Cuando estoy a un paso de dejarme caer, aparece el rey también.

—¡No te atrevas! —Ordena el rey de 3akat, puedo ver en sus ojos el miedo a lo que hay en el fondo del hoyo.

Giro para verlo de frente y me dejo caer al vacío de espaldas con los brazos abiertos a los costados. Empiezo a reír al mismo tiempo que la gravedad hace su trabajo.

Al paso de un rato de caer sin aparente fin, logro ver un punto celeste, una luz al fondo. Ese debe de ser el lugar del que me habló Garza, tiene que.

Pronto, millones de dragones de diferentes colores hechos de luz brotan del vacío, a excepción del color celeste. Dichos me rodean y bailan alrededor de mí mientras aún caigo, otras simplemente van hacia arriba buscando salir del pozo.

Por fin entro a lo que produce la luz celeste; es básicamente la pared del lugar, ya que todo el pozo ahora está tapizado de hermosos azulejos celestes que despiden una maravillosa luz cálida. Mi velocidad de caída sigue en aumento y es cuando lo veo, la misma figura que vio Garza, la cual me sonríe torcidamente.

—Fuiste muy valiente al saltar hacia dentro del abismo de la angustia, éste es mi regalo para ti, mujer. Úsalo bien, y espero pronto podamos jugar juntos. ¡Ja, ja, ja! —Dice la voz llena de locura, al mismo tiempo que suelta una enorme carcajada. Era como la voz de un niño la que me habla, y en ese momento varios dragones de luz entran en mi cuerpo dándome el súper poder que aquel dragón arcoíris me otorgó antes, uno que me llena de colores el cuerpo y me da la facilidad de moverme a velocidades increíbles con solo pensarlo.

Con esto vuelo a una velocidad impresionante hacia la salida del pozo, seguida por un montón de dragones que llenan de luz y colores el grisáceo reino de los fantasmas. Navego con facilidad en el bosque fantasmal y encuentro la sala de las puertas. Una vez del otro lado del portal, atravieso el cielo nocturno de Gaia II hasta llegar a la iglesia del génesis, la misma de mis recuerdos.

Caigo justo enfrente a las puertas, a la par que la luz que me trajo se desvanece. Luego camino un poco nerviosa para entrar a la capilla y así encontrar a Iris, pero sólo hallo una silueta extraña que se halla frente al altar. No parece ser ella. ¡Qué más me gustaría que lo fuera!

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