chapter-banner-background chapter-banner-image

El reino del fuego

Segundo Recuerdo: Laberinto

426 6 min.

El vórtice verde me succiona con una fuerza increíble, y gracias a él llego a otro lugar en esta «dimensión luminosa»; sin embargo, no tengo la más mínima idea de qué tan cerca o lejos me encuentro de la torre o de tierra firme. Sólo espero no hallarme más arriba.

Ahora estoy dentro de una mazmorra hecha de piedra. De nuevo avisto más de esos insectos dispersos en el área. El viento corre de una manera un poco más brusca a comparación de donde desperté. «El avanzar por aquí parece más peligroso», pienso.

Exploro esta enorme granja de hormigas flotante, cuya forma es difícil de distinguir gracias a la exagerada cantidad de luz que irradia por doquier. «Me pareció que iba a ser más agradable al lugar oscuro, pero no lo es», concluyo. Sigo recolecto fuego púrpura que me regresa muchas variedades de memorias. Los recuerdos son completamente distantes y variopintos. No hallo con la mayoría una relación coherente entre ellos.

Puedo recordar ávidamente un salón de clases con muchos compañeros distraídos y una maestra que revisa algunas libretas. En un pizarrón de tiza negro hay apuntes de matemáticas. Parecen ser sobre algebra básica. Los alumnos son muy ruidosos, no entiendo cómo la profesora no les hace callar. Supongo que está acostumbrada.

También puedo ver un programa de televisión en donde las personas tratan de pasar una carrera de obstáculos extrema. Aquella estaba formada con superficies suaves, cuyo fondo contenía mucha agua. Quien hiciera menos tiempo, ganaba.

Otra cosa que recuerdo, y con mucha nostalgia, es una especie de plaza dentro de una colonia. Allí puedo ver pasto un poco descuidado, juegos de acero para niños y varias bancas de hierro dispersas. Me veo sentada en una de ellas, mientras observo a la gente pasar en el ocaso. Escucho la risa de los infantes que jugaban cerca, siento el cálido viento que mecía las hojas de los contados árboles.

Por último, otro de los recuerdos que más me llaman la atención, es la visión de un niño pequeño. Mismo que parece estar sentado en medio de un gran terreno, contemplando las estrellas del anochecer. Puedo sentir en mis memorias cómo camino hacia él lentamente, con mucha curiosidad y ganas de hacerle una pregunta. Al momento de estar cerca, me detengo, y alrededor escucho ecos siniestros acompañados de una brisa gélida. La sensación es nauseabunda. Es un terror invasivo el que me asechaba. Volteo a todos lados, solo para notar a los numerosos entes vaporosos y espectrales que se acercan a nosotros. Antes de hacer cualquier cosa, miro al infante que está dándome la espalda, y lentamente éste voltea a verme. Noto sus brillantes y hermosos ojos azules, su color detuvo mi respiración al instante.

Es todo lo que viene a mí de buenas a primeras. Al menos lo más sólido. Mis demás vistas al pasado son sólo imágenes completamente ajenas las unas a las otras sin un verdadero contexto. «Es un popurrí amalgamado de incógnita, irrelevancia y elementos ajenos a mí directamente, a quien yo soy», teorizo. «Información prácticamente inútil que la mente guarda por años, como un chiste malo o una publicidad pegajosa».

Después de andar un rato me siento agotada. Mi respiración aumenta exhaustivamente con el vértigo, mi ritmo cardiaco se acelera y sudo un poco. «Ésta estructura me ha divertido bastante con sus obstáculos, a pesar de ser un tanto fastidiosa».

Llego al final de la mazmorra tras recorrer un largo túnel. Intento hacer memoria de cualquier cosa sobre mí, como mi nombre, el de mis padres, de mis amigos. Necesito encontrar algo que me ayude a enfocarme, en lugar de estar pensando en cosas aleatorias. Desgraciadamente aún no puedo poner en mi mente algo parecido. Cada vez que avanzo me siento tan rara al no poder acordarme de mi identidad o de mi persona. Siento que estoy atrapada en el olvido sin una posible salida en mis memorias.

Debo encontrar a alguien que me ayude, que me identifique. Ésa debe de ser la forma en la cual pueda recordarlo todo: con ayuda. Sólo espero que haya alguien que sepa quién soy.

Al final del corredor se halla un vórtice. La apariencia carmesí de éste me genera desconfianza. Entro a él y lo primero de lo que me percato del otro lado, es que llego a una habitación completamente cerrada. Aquí, sujeta al techo con múltiples telares, se encuentra una enorme colmena anaranjada.

Busco opciones cerca, cuando un grito tremendo se escucha proveniente del nido. Volteo a ver qué pasa y éste se rompe. La forma en la que se mueve aparenta ser obra de una criatura que descansa en el interior.

— ¡No puede ser! —digo entre dientes con miedo al ver la madriguera hacerse pedazos. Veo cómo brota una mamá insecto gigante enfurecida de aquel nido, destrozándolo por completo para luego caer frente a mí. Al verme, echa un grito ensordecedor.

Me parece un poco obvio que ésta es una prueba del calabozo. Tengo que vencer a este contrincante para avanzar. Lucho contra la aberración. Esquivo sus ataques, pero el ácido que escupe de la boca y sus improperios que me lanza junto a su cuerpo consiguen lastimarme un par de veces. A pesar de todos sus esfuerzos, logro derrotarla al atravesar mi espada en su cara, lo cual la asesina de inmediato, mientras estoy a punto de ser atropellada por ella.

Saco mi espada y caigo rendida de sentón al suelo, respiro agitadamente y sonrío un poco por mi victoria. Tanto así que río y suspiro de alegría.

Después de unos minutos, me levanto y rodeo a mi difunto enemigo. Definitivamente está muerta. Al ver su coraza, recuerdo que alguien me dijo o en algún lado leí, que las criaturas que viven en la luz tienen una membrana especial debajo de su exoesqueleto. Arrancada, ésta se transforma en una tela que te vuelve invisible al vestirla de un sólo lado.

Al saber esto, me doy cuenta que posiblemente sí tengo conocimientos de este lugar. Inclusive, tal vez sí llegué a visitarlo antes, pero no lo recuerdo.

Con mucho cuidado corto el exoesqueleto de la mamá insecto para encontrar la membrana, la cual desprendo de tal manera que se forma una especie de capa invisible. Es increíble cómo al desprenderla se transforma lentamente en un tipo de tela, tal como lo había recordado, pues se seca al instante al ya no tener contacto con el cadáver.

Al ponerme la capa me he vuelto transparente. «¡Es impresionante!», pienso al verme. Sin embargo, no tengo forma de hacer que esta prenda se quede sostenida a mí. Por ello, si me muevo mucho, la prenda deja de ocultarme en su totalidad, pues la sostengo a duras penas con mis manos.

Por curiosidad, me cubro completamente con ella, y de la nada veo cómo una especie de ave rara hecha de luz aparece flotando por encima de mí. Este curioso pájaro mira para todos lados y vuela para retirarse. Aquel atraviesa el muro y deja ver una fisura oscura que se encuentra justo en el lugar donde reposaba.

Al ver la fisura envuelvo mi capa de invisibilidad de tal forma que se convierta una especie de soga y la ato a mi cintura con un fuerte nudo. Después salto para salir de aquí y volver al Origen.

Aquí hay una pequeña mazmorra como la anterior, pero más pequeña. Encuentro en su final una fisura oscura que me da acceso a otro piso más bajo en la «dimensión oscura». Éste dirige a un pasillo repleto de plumas luminosas que me lleva a otra habitación. Una vez en el otro cuarto, encuentro una grieta luminosa que me trae al Origen. Veo que ya inició el amanecer en este mundo. Además de eso, me hallo con algo que me trajo una analepsis de mi pasado.

Los veo claramente. Como si frente a mis ojos aparecieran millones de fotos a una velocidad increíble; pero todo queda resumido en un sólo recuerdo, uno donde un hombre que vestía una túnica negra encapuchada con llamas azules creciendo por encima de sus hombros, dispara una gran llamarada azul hacia una mujer pelirroja. Ella se encontraba flotando por encima de un mar de fuego azul.

En ese instante, un muchacho de ojos dorados y cabello verde, se interpuso entre ella y este ataque. Ambos recibieron las llamas como resultado.

Hay alguien en esta habitación, enfrente de mí. Es el sujeto de cabello verde. No obstante, su figura es dorada y translucida. Es como si su cuerpo estuviera hecho de una luz cálida.

De pronto, el chico se acerca a mí, como si no me hubiera visto. Yo me quedo paralizada al verlo y entonces, él me atraviesa sin problema. Creo que no se encuentra en esta «dimensión». De alguna manera puedo verlo desde aquí.

Se ve frustrado. Parece que está buscando algo. Tal vez está atrapado como yo y también quiere escapar o quizás sea una alucinación creada por mis memorias. Necesito entrar en contacto con él, pues está en mis pocos recuerdos. Él es parte de mi pasado al igual que aquella mujer pelirroja.

Rápidamente echo un vistazo a mi alrededor para buscar una manera de contactarlo y encuentro una luminosa. «Tal vez él está en esa rara dimensión», concluyo de inmediato. Corro para tratar de alcanzar a ese muchacho y la emoción de por fin ver a alguien me ha llenado el corazón de esperanza. En el alba de éste nuevo día, las cosas parecen ir mejor después de tanto esfuerzo.

Luego de atravesar horribles lugares, desafiar retos increíbles y vencer criaturas aberrantes, seré finalmente recompensada. Al menos eso creí, pues cuando entro a la grieta, mi sorpresa fue otra: el chico ha desaparecido, ya no está aquí o tal vez nunca lo estuvo. «Tal vez era solo un espejismo», pienso decepcionada.

Sin embargo, veo que en el suelo hay algo verde. Corro hacia él antes que el viento se lo lleve. Al recogerlo y observarlo de cerca, me doy cuenta que es uno de sus cabellos. Me pongo de pie y observo el cielo luminoso, a la par que una suave brisa mece mi cabello, justo cuando mi corazón late lentamente.

«¿A dónde podría a ver ido ese muchacho si no hay forma de salir de aquí?», analizo al explorar los alrededores. —Dónde sea que estés, te encontraré. Lo juro. —No lo dije con la intención de que alguien me oyera. Sólo quería escucharlo. Necesitaba hacerlo.

Deseo con todas mis fuerzas encontrar respuestas sobre mí y quiero que alguien que yo vea en mi pasado, como él, sea quien me ayude a recordar. Desgraciadamente él se adelantó. Escapó de algún modo y tengo que hacer lo mismo para hallarlo.

«Tengo que saber qué es lo que me pasó, ¿por qué desperté en ese lugar? Quiero saber quién soy yo y por qué siento que éste no es mi hogar», me pregunto.

Me siento de nuevo agobiada por mis deseos y preguntas que no puedo contestar. Una vez más, estoy totalmente atrapada no sólo aquí en el cielo, sino también en mi propia mente. «Necesito hallar una salida de aquí ahora mismo».

Lee la siguiente parte >