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El reino del fuego

Quinto Recuerdo: Marchito

298 9 min.

Al ver aquel monstruo vegetal, desenvaino mi espada y le grito a todo pulmón: «¡A pelear!».

Las grandes flores que crecieron a su alrededor me lanzan una especie de bolas hechas de esporas rojas, mientras que los brotes del techo revelan campanas florales que escupen un proyectil similar, pero en color amarillo.

Con mucho esfuerzo, y evadiendo ágilmente cada uno de los extraños ataques de polen de las múltiples flores, consigo hacer que el ojo de la planta se revele ante mí al regresar sus agresiones con mi espada. Rápido le disparo dos flechas al mismo tiempo con una puntería inigualable.

Ambos proyectiles lo atraviesan por completo. Las flores del techo dejan de arrojar polen amarillo al pasar eso, a la par que las plantas se secan a gran velocidad, incluyendo la principal. El ojo de la flor se retuerce y emite un horrido sonido, parecido a un grito de dolor, como una especie de chillido.

Así como creció, la planta se desintegró. Sólo deja detrás una poderosa fragancia dulce muy concentrada en la habitación al desvanecerse. Al final, el ojo cae al suelo y se quiebra por el impacto, como si estuviera hecho de cristal.

Desde dentro de él salen disparados unos lentes de color verde de laboratorio. Los recojo y noto que detrás de estos viene el nombre del científico de nuestra organización: Maynard.

«Así que esta planta es el resultado de los experimentos de Maynard con la ayuda de Marcia. No sólo eso», recuerdo al momento. He visto mucha vida vegetal en la torre. Eso significa que Marcia está cerca, posiblemente se encuentre subiendo. Debo darme prisa, Marcia puede estar en peligro.

Pronto se abre un vórtice en medio de la habitación, el cual me lleva más arriba de la torre, tan alto que ya este lugar me parece ridículo. Todo lo que se distingue a esta altura es oscuridad, puedo apreciar perfectamente las estrellas. Es como sí ya casi estuviera en el espacio exterior.

«¿A dónde llegará esta torre?». Me siento desconcertada por los eventos dentro del baluarte, mas el ambiente se percibe tranquilo y aún puedo respirar, que es lo importante.

El escalado no ha cambiado mucho, ahora el problema es mi vértigo gracias a lo poco que se observa del mundo desde acá arriba. Caer ya suena descabellado y espantoso.

Ahora llego a una parte donde, de algún lugar desconocido, brotan lo que parecen ser meteoritos. Estos chocan contra la torre bruscamente, se hacen añicos y la estructura no parece recibir algún daño de ello, aunque sé que contra mi cuerpo no será el mismo caso.

Así que salgo, corro a la par que me cuido de los meteoros y de no caer, hasta poder alcanzar el portal luminoso que se encuentra fuera de la construcción. El esquivar las piedras no fue mucho problema al principio; sin embargo, aquellos con sólo rosarme me desbalanceaban gracias a la presión que provocan al moverse a tanta velocidad, me mareaban y causaban que resbale al tocar un lugar firme.

Una vez a salvo decido darme un respiro. Fue muy peligroso, pero la adrenalina terminó por darme energía, ya que me sentía algo fatigada, aunque igual sigo cansada. Tengo casi dos días sin dormir y sólo he comido un par de frutas. Me parece que me voy a desmoronar en cualquier momento si no me apresuro.

Ahora me encuentro en la letra eta. Sólo faltan seis más para llegar a la cima. Consigo atravesar una fisura oscura para regresar al mundo común justo después de subir un poco y evitar algunos obstáculos.

Arribo a un pequeño balcón, por lo que miro hacia abajo por ansiedad y noto algo sorprendente: la vista desde aquí hace ver a la tierra increíblemente bella. Veo el planeta desde el espacio, con una facilidad impresionante.

Lo extraño es que, entre más me acerco a la letra alfa, encuentro menos fuego púrpura y más rastros de Marcia: plantas u hojas en el suelo y las paredes están a la vista, lo que indica que por aquí pasó. Mi amiga debe encontrarse en la cima.

El camino hacia la cima está lleno de hiedra venenosa, meteoros y tubos que despiden fuego pegados a las paredes que se hallan en el interior del baluarte. Después de mucho esfuerzo, llego a otro cuarto dentro de la torre, estando éste en épsilon. Aún faltan tres letras para alfa, lo que me preocupa un poco.

La puerta de la habitación se encuentra cubierta por hiedras y algunas flores que brotan de éstas se abren al acercarme a ellas. «Marcia posiblemente esté dentro del cuarto», concluyo un tanto segura al ver lo anterior. No me doy a esperar un segundo más y entro.

Para mi sorpresa, mi colega está aquí. Me da la espalda con su hermoso cabello trenzado de color verde menta. Ella porta una lanza de punta esmeralda, botas negras con dorado que parecen estar algo manchadas de tierra, al igual que sus guantes. Lleva puesta una cofia y una falda a las rodillas que tanto le gusta.

—¡Marcia! —grito su nombre con la esperanza de oír respuesta y cuando me escucha, voltea y observo sus ojos de color azul. Esa no es mi amiga, no la que yo conozco.

La vida se había puesto aún más difícil para la naturaleza. En nuestra época las condiciones en las que vivían los animales y las plantas eran deplorables. La humanidad acabó con la gran mayoría de los ecosistemas, los convirtió en infinitos mares negros de concreto; sin embargo, animales como ratas, gatos y palomas se habían adaptado y logrado sobrevivir a esto. Las plantas llegan a crecer de la grieta más pequeña del pavimento. La naturaleza se resiste a ser consumida, pero la pelea contra el humano seguía en pie.

Marcia era partícipe por parte de la naturaleza. Ella era su voz.

Cuando Marcia nació obtuvo el don de comunicarse con la naturaleza, por consecuente, con las plantas. Ella las escucha y hace su voluntad. La mujer destruyó ciudades enteras, convirtiéndolas en paraísos llenos de hermosa vegetación. Los edificios y casas son cubiertos por numerosas plantas y grandes árboles que tapizaban la vista. Toda esta magnificencia fue creada por una sola mujer.

—Es hermoso —dije a una de mis acompañantes cuando llegamos a Ámsterdam, una ciudad que fue enterrada por flora. La mayoría de la gente estaba muerta, puesto que debió haber algún tipo de resistencia ante la creación de este nuevo lugar. Inclusive de los cadáveres crecían algunas plantas, y he de decir que, aunque la escena era terrorífica, las flores que brotaban de aquellos cuerpos eran inmensamente espléndidas.

—¿Realmente sólo una persona pudo hacer esto? Si es así, debe ser muy poderosa —comentó confiada una chica de cabello negro largo y fleco de color plateado que estaba conmigo. Su nombre es Katrina, pero le decimos «Kantry», y es una de mis mejores amigas. Ella siempre lleva una bufanda larga que cuelga hacia atrás desde sus hombros, vestía una falda, botas y un chaleco de cuero. Su actitud era la de una mujer sorprendida, pues es fácil de impresionar. Kantry era de mi edad.

—Los poderes de la naturaleza siempre han sido bien manifestados a través de su cuerpo. Aunque sería más impresionante si fuera de un piromante verde —explicó tranquilamente otra chica de cabello castaño claro que venía con nosotras. Ella es mi otra mejor amiga, Annastasia. Ésta portaba siempre un espejo ceremonial que perteneció a la familia de su padre por muchas generaciones. Ese artefacto reflejaba otro mundo paralelo al nuestro. Annastasia decía que a veces podía oír voces del otro lado de éste o veía una sombra en él que se movía, como si la observara desde allá. Ella vestía siempre una falda blanca hasta por debajo de las rodillas, llevaba prendas claras por encima de su dorso, al igual que joyería dorada que resaltaba sus ojos color ámbar. Annastasia hablaba con desánimo y casi siempre era muy seria, llevaba consigo una expresión de molestia en su rostro. Ella no se impresiona fácilmente y a pesar de ser menor que yo por tres años es increíblemente inteligente y sabia.

—Vamos, chicas. No se desanimen, encontraremos a la mujer que buscamos en un santiamén —respondí confiada, aunque también estaba impresionada por lo que la desconocida podía hacer. Definitivamente debía ser parte de nuestra organización.

—Por favor, si esta persona tiene este tipo de habilidades, ¿realmente crees que se unirá a nuestra causa? —Katrina preguntó fastidiada, y la repuesta llegó a ella como una pregunta.

—En todo caso, ¿cuál es la dichosa causa? —En lo alto de uno de los edificios, había un árbol gigantesco, y en su copa posaba la mujer de largo cabello, quien sostenía una lanza de hoja esmeralda.

—¡Mi causa es tu causa, Marcia! Nosotras estamos aquí para pedirte que nos ayudes a controlar el balance del mundo, ayudando a los humanos a ir por un mejor camino —expliqué mi objetivo con emoción y desapego a cualquier engaño, aunque eso no la convenció.

—¿«Balance» dices, jovencita? Discúlpame, pero no creo que sea posible. La humanidad sólo ha lastimado a la naturaleza. Yo he sido elegida para acabar con aquellos destructores de esta hermosa madre de vida. Todo aquel que se opongan a mí, sufrirá mi rabia y su destino será la muerte. —Marcia era tan poderosa que, con sólo levantar su lanza, hizo que todas las plantas cercanas se movieran, posteriormente nos atacaron.

Kantry destrozó las plantas con sus puños, los cuales Annastasia hechizaba con su magia, a la par que ella tomó su espejo y recitó un conjuro. Yo apunté con mi arco e iba a atacar a Marcia, pero entonces pensé: «¿por qué luchar contra alguien confundido?».

—¡No hagan nada! —di aquella orden a mis amigas. Al momento que terminé mi oración, ellas bajaron la guardia y detuvieron sus intenciones de atacar, sólo se pusieron tras de mí, espalda con espalda para defenderse.

—¡Estás loca! Nos asesinaran si no hacemos algo. ¡Ya viste lo que les hizo a las personas inocentes! —Kantry se oponía plenamente a mis decisiones. Ella definitivamente le gusta arreglar las cosas a golpes, le encanta pelear.

—Si no vamos a combatir, ¿cuál es el plan? —Annastasia como siempre preguntaba las razones de lo que yo quería hacer. Era serena y prefería siempre evitar los conflictos.

—No lo sé, pero yo no quiero lastimar más a la naturaleza. ¡Te debo, madre tierra, ahora es tiempo de pagar por mis errores! ¡Si Marcia es tu enviada, lo aceptaré! —Mis palabras fueron claras, lo hice frente a Marcia para que se diera cuenta de que no tenía miedo y que le daba la razón. Así fue cómo las plantas nos lanzaron un fuerte ataque, mientras que estábamos totalmente dispuestas a recibirlo; pero antes de golpearnos, se detuvieron.

—¿Quiénes son ustedes? —preguntó Marcia al mostrar su rostro lleno de incertidumbre e inocencia, lo que provocó que las plantas retrocedieran.

Expliqué quienes éramos y nos presentamos cada una. Después de eso, Marcia me vio directo a los ojos. La mujer observó en mí esperanza, amor y serenidad, tres elementos esenciales para crear confianza en un buen ser humano como ella.

—Escúchame, Marcia. Sé que la naturaleza ha luchado por su estadía en el mundo. Los humanos han abusado de ella incontables veces y la han intentado manipular a su voluntad. «Tu madre» nos ha intentado detener una y otra vez, sin éxito alguno. Nosotros hemos encontrado las respuestas a cada uno de sus ataques y, aunque sigue golpeándonos duro, no caemos —cuando dije todo esto, la expresión de Marcia se endureció, a la par que mis amigas se sorprendían. Mortificadas me vieron con un rostro de preocupación—. Es por eso que te eligió. Sabía que un humano podría contra los demás de su especie. La madre naturaleza, tu propia madre, creó un monstruo que asesinaría a su propia gente —lo dicho consiguió hacerla enojar. En su mirada pude ver el desprecio total hacia todo lo que dije.

—Pues eso haré. Asesinaré a todos los demás monstruos, si para eso nací… —No, tú no naciste para eso —la interrumpí antes de que lanzará un ataque hacia nosotras—. Tú tienes el poder, Marcia. Ahora puedes decidir qué hacer con él. La humanidad está abusando, pero ahora puedes crear verdadero balance en lugar de ser un exterminador. ¿Por qué no te conviertes en un embajador? El verdadero mesías de la naturaleza —mis palabras penetraron en su pensar, pues su semblante se disolvió lentamente en uno más tranquilo. Noté una gran tristeza en su mirada al percibir cómo ella se miró las manos.

—¿Realmente puedo cambiar las cosas? Yo sólo quiero que la naturaleza tenga su lugar.

—Ven conmigo y únete a mí. Yo daré mi vida para que exista ese balance. Entregaré mi tiempo en favor a que el planeta resurja como un verdadero paraíso. Nos expulsaron de algún lugar más bello, según cuenta una fantástica historia antigua, pues yo creo que siempre hemos estado en él, ya que tenemos lo suficiente aquí para crear una utopía. Te tenemos a ti, Marcia —al decir esto último pude ver que en la mirada de la mujer había felicidad. Ya estaba convencida.

Lo más importante para que la relación entre Marcia y yo funcionara siempre fue la buena comunicación, además de solidaridad, honestidad y amistad.

Ahora ya no hay nada más de eso que un recuerdo.

La mujer delante de mí no es Marcia, mi amiga y colega, es sólo un clon con su imagen y habilidades, creado por un desgraciado que merece la muerte.

Desenvaino mi espada y la copia me ataca con unas hiedras que salen del suelo. Reacciono al sentir una ligera vibración bajo mis pies y salto, logro cortar algunas vainas en el proceso por mero reflejo. No obstante, una pudo sostenerme del pie para arrastrarme de regreso, justo donde surgieron más. Blando la espada hasta cortar todas las plantas restantes y la que me sostenía del tobillo.

Creo que la hiedra es venenosa, porque tan sólo me cortó un poco y me siento muy mareada. Aprieto la empuñadura de mi espada y me acerco corriendo a Marcia, ella salta hacia atrás y hace que la hiedra crezca entre ella y yo. Igual corto estas plantas espinosas de un sólo tajo, aunque al parecer mi enemigo ya estaba preparada para ello, pues me golpea con la parte baja de su lanza desde el otro lado de aquella planta recién rebanada.

Salgo volando hacia una de las paredes por el golpe. Los poderes del clon están al máximo y yo estoy cansada, con sueño y con poca comida en el estómago. Ella tiene toda la ventaja sobre mí.

Marcia brinca hacia mí y prepara su lanza para golpearme, puede noquearme si me llega a dar, pero al ver detrás de ella, noto que su lanza despliega una luz verde que toma forma de hacha. El clon desea partirme por la mitad. Había olvidado que su arma puede usar la energía natural para crear enormes formaciones de mana capaces de volverse armas.

Me vuelco hacia la derecha para evitar el hachazo, mas al momento de estrellarse el arma de luz contra el suelo, ésta suelta una cantidad exorbitante de energía que me lanza contra la pared. Ahora me incorporo y coloco mi cuerpo de tal modo que parece que estoy parada en el muro. Uso mis pies para impulsarme hacia el clon y así tratar de cortarlo. Al percatarse, mi rival interpone la lanza para cubrirse.

Después de detenerme en el aire, ella empuja su arma y me lanza lejos. Consigo caer de pie y sostengo mi espada hacia ella. Este clon sólo golpea el piso con la parte baja de su lanza a su costado derecho y sonríe.

La pelea apenas empieza y ella se ve confiada. ¿Acaso el clon de Marcia sabe que tiene ventaja?

Aún me queda todo un mundo por descubrir, y para lograr llegar a obtener las respuestas de mi pasado, debo luchar y ganar esta batalla, aunque no será nada sencillo de lograr.

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